LA TROMPA
La trompa o corno francés es un instrumento de viento-metal que tiene un carácter muy versátil y abarca una tesitura muy amplia con pocos pistones (un elemento que poseen todos los instrumentos de viento-metal).
La trompa está formada por un tubo estrecho y largo. Este tubo cónico de metal se enrolla y acaba en un pabellón abierto (en forma de campana) y empieza en el denominado turra (el inicio de cuerpo del instrumento) en el cual se coloca la boquilla.
El sonido se produce por la vibración de los labios en el interior de la boquilla, por acción de la presión del aire: éste se va refinando hasta llegar al pabellón, donde se emite hacia el exterior.
Las primeras trompas fueron utilizadas en la caza y en la guerra y eran de origen animal. A partir del siglo XVI, su cuerpo aparece enroscado o en espiral y recibe el nombre de trompa natural.
La trompa (o, muchas veces, pares de trompas) a menudo invocaban la idea de cazar o, en el, barroco de representar nobleza, realeza o divinidad.
Alrededor del 1815, fue introducido el uso de pistones (elementos que al ser pulsados suben y bajan dejando pasar así el aire), aportando mayor flexibilidad para tocar en diferentes tonos. De hecho se convirtió en un instrumento que usa completamente la escala cromática por primera vez.
La trompa es un instrumento transpositor, es decir, su sonido real es diferente al escrito, en general, el sonido real de la trompa está una quinta más baja que la notación indicada por la partitura.
Aunque la trompa más usada en la actualidad sea la doble, el compositor escribe como si la trompa estuviera en fa. Las notas de registro medio y agudo se escriben en clave de sol y suenan una quinta justa más graves de lo que está escrito. En cambio las notas del registro grave se escriben en clave de fa en 4ª línea, y en la mayoría de partituras anteriores a 1920 estaban escritas para que suenen una cuarta por encima de las notas indicadas.
Aquí os dejo un ENLACE sobre varias trompas tocando Schindler List (La Lista de Schindler).
Trabajo realizado por: Esperanza Vargas Pérez
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