jueves, 22 de enero de 2015

Investigación sobre las bombillas

¿Qué es una bombilla?

La bombilla eléctrica, también conocida como ampolleta o lámpara incandescente, es una fuente artificial de luz, y funciona justamente mediante la incandescencia. El proceso consiste en corriente eléctrica que fluye a través de un delgado filamento, el cual se calienta y por lo mismo emite luz. La cubierta de vidrio que todos conocemos impide que el oxígeno circundante llegue a este filamento, lo cual ocasionaría su ruptura por oxidación (por lo tanto el interior de la bombilla esta al vacío o relleno con algún gas noble). Este sencillo e ingenioso principio nos ha acompañado silenciosamente durante nuestras vidas y ha revolucionado al mundo. 


Para saber más en detalle cómo funciona o está construida la ampolleta o bombilla, debemos profundizar en el asunto de la emisión de la luz. El tipo de filamento que se utiliza por lo general es de tungsteno; cuando los electrones que pasan a través de este filamento se topan sus átomos, ocurre que algunos de los electrones de estos átomos aumentan su nivel de energía y por consiguiente quedan en órbitas superiores. Al retornar a su órbita original liberan fotones, que son nada menos que la luz en su aspecto de partícula. Al mismo tiempo se libera energía electromagnética infrarroja, que es lo que percibimos como el calor que emana la ampolleta.

Tipos de bombillas

Bombillas tungsteno: Son las más comunes. Su funcionamiento es simple: la corriente eléctrica calienta el filamento de tungsteno que está dentro del vidrio y éste emite un halo de luz amarillenta. Son ideales para crear ambientes de cercanía y familiaridad y su vida útil es de 1000 a 1200 horas. Sin duda, son las más baratas, pero tienen sus inconvenientes respecto a otros tipos de bombillas: a la larga, su bajo precio inicial se encarece por el nivel de consumo y por ser las bombillas que menor vida útil tienen.

Bombillas de bajo consumo: Funcionan como los tubos fluorescentes y su gasto de energía es sensiblemente inferior al de las bombillas tradicionales: consumen cinco veces menos energía que las clásicas incandescentes y pueden funcionar hasta 15.000 horas, lo que implica un ahorro del 80%. El único inconveniente reseñable es que tardan un rato en alcanzar la máxima iluminación por lo que evitaremos colocarlas en lugares donde pasemos poco tiempo.
 

Lámparas halógenas o dicroicas: De media tienen una duración de unas 3000 horas y se caracterizan por su gran potencia. Así, son ideales para espacios exteriores. Requieren un ajuste de la corriente y la instalación de un transformador de 12 ó 24 voltios. 


Bombilla LED: Lo último en iluminación. Su duración es 50 veces superior al de las bombillas tradicionales y el rendimiento es mucho mayor: 3 vatios de LED sustituyen a 40 vatios de las incandescentes


Aquí os dejamos varios enlaces de dónde hemos sacado la información:


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