Autor: Roald Dahl.
Resumen: Una vez, a un niño que, cuando cumplió los nueve años lo llevaron a un internado llamado: St. Peter´s.
En el primer mes de curso, sintió mucha nostalgia e ideó un plan para que le enviaran a casa aunque fueran solo unos días. El plan consistía en fingir que tenía apendicitis aguda, y es que, su hermanastra hacía un mes, había sufrido apendicitis de verdad y antes de que la operaran, vomitaba y tenía un dolor muy fuerte en el lado derecho inferior del vientre.
El niño le preguntó a la niñera que si tenía apéndice y la niñera le dijo que sí, seguidamente él, le preguntó que como se puede poner malo el apéndice y ella le dijo que se ponía enfermo de las cerdas del cepillo de dientes.
Entonces, un día, después del desayuno, llamó a la celadora y le dijo que le dolía mucho el apéndice. Ella le dijo que seguramente, sería de comer tanto bizcocho y él mintió y le dijo que no.
Entonces, el niño se tumbó en la cama y la celadora le empezó a palparle la barriga. Cuando ella le tocó en el sitio donde se suponía que estaba el apéndice, él empezó a chillar (pero de mentira) y le dijo que se había pasado la mañana vomitando...
Ella salió a buscar al médico, y cuando vino, el niño repitió lo mismo y le puso un termómetro en la boca, el médico al darse cuenta de que no tenía fiebre se extrañó, pero lo llevaron a su casa.
Por la tarde le reconoció el doctor Dumbar, pero él era más listo y, enseguida el doctor notó que no tenía el vientre duro y le preguntó que si estaba mintiendo y él asintió.
-Lo que tienes es morriña. Le dijo el doctor, -Pero te vas a quedar tres días en casa y no quiero que esto vuelva a suceder más.
-No volverá a suceder más. Dijo el niño.
Opinión: Me ha parecido una historia muy bonita.
Lo que le pasaba a este niño, era muy normal, todos sentimos nostalgia por algo o por alguien alguna vez y no es malo que tengamos nostalgia, al revés, es natural y por eso me ha gustado esta historia.
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